jueves, 7 de enero de 2016

A BESANA HEMOS DE IR.

Bueno compañer@s, I´m back. He estado un poco perdido por motivos laborales, pero con el nuevo año me he animado a escribir por aquí otra vez. ¿Porqué he comenzado el año con Besana Tapas?, pues bueno, por varios motivos. Han obtenido varios premios por sus creaciones, el prestigio de sus cocineros y vuestras recomendaciones hicieron que me decantase por este templo gastronómico de la Campiña. 

Besana Tapas está ubicado en la judería de Utrera, en un caserón que desconocía que fuese una antigua sinagoga. No es especialmente grande, tiene una zona de mesas altas y un pequeño salón con apenas siete mesitas, por cierto, no son muy cómodas. Además, al ser un salón reducido en cuanto se llena, que se llena, el nivel del ruido aumenta hasta un nivel incómodo. Recomiendo ir temprano, para poder coger sitio. 





Dicho esto, pasemos a lo que todos nos interesa y nos gusta: ¡COMER!. La carta es fascinante, te deleitas viendo como combinan recetas tradicionales con productos novedosos. Es de esas cartas que al leerlas, te pedirías todo. Nosotros optamos por cuatro tapas para compartir. La selección fue la siguiente:


- Pulpo a la manteca "colorá": Lo mejor que tomé sin lugar a dudas. La crema de manteca estaba muy suave y maridaba a la perfección con el pulpo cocido. Típica receta que no te entra por el oído, pero que en boca te lleva al séptimo cielo. 




- Gazpachuelo de Kimchi: No estaba mal. El contraste con el paté de aceitunas y el resto de los ingredientes no me sedujo. Estaba rico, pero quizás esperaba más. 




- Chipirón relleno de butifarra: Tremenda combinación de nuevo. Iba acompañado con un alioli y manzana. Aparte de sorprendente, la elaboración era casi perfecta. 




- Pionono de cordero: También me gustó mucho, sobre todo la mostaza de curry. No supe detectar de qué era la sopa en la que venía el pionono, no tengo claro si era de manzana, o de qué. 



Como conclusión, me ha encantado Besana Tapas y aunque esté un poco alejado de Sevilla, volveré a ir seguro. Mención especial se merece Esteban, el camarero que nos sirvió con una profesionalidad y maestría insuperable. En cuanto a la relación calidad/cantidad/precio es magnífica y complicada de encontrar en locales similares. 


Buon Appetito.

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