Han pasado unos meses
desde que fui, aún así me aventuraré a hacer la reseña. Entre unas cosas y
otras la he ido posponiendo. Ir a Voraz es una apuesta segura, sabiendo quién
está detrás del proyecto.
Para esta nueva
aventura se ve que han concursado para obtener la licencia municipal de uno de
los dos kioscos que hay en el Parque de los Príncipes. Le han dado un buen
remozado al local, lo han adaptado a un tipo de público más exigente y han
conseguido darle una nota de elegancia.
El interior sigue
siendo pequeñito, donde radica el punto fuerte es en la terraza con un buen
número de mesas. Así como varios veladores de pie para poder tapear, o tomar
algo mientras se espera una mesa. Quiero destacar la barbacoa/brasa que tienen
en una parte del patio, el aroma que desprende a madera de sarmiento (creo)
crea un ambiente magnífico. Mención especial a la música, para mí es un aspecto
más de la comida y en Voraz te amenizan la comida a ritmo de jazz y bossa nova,
no se puede pedir más.
Sí recuerdo que hay
que reservar con antelación, no sé como estará ahora, pero hace tres meses,
había mucha demanda de mesas. Claro que siempre es recomendable hacerlo.
Comida: nos pedimos una tapa de ensaladilla rosa para comenzar, el detalle de
la mayonesa con palo cortado es sencillamente sublime. Continuamos con dos steamed bun, que no estaban nada, nada mal, con una salsa barbacoa con piri-piri fabulosa.
Terminamos con unos dados de corvina a la sal y unas mollejas
de cordero con tirabeques, ay los tirabeques, qué maravilla.
Servicio: Fabuloso, atento, amable y diligente a partes iguales.
Precio: Me pareció un pelín alto, ojo, para la calidad del producto y la propuesta que te ofrecen, no está nada mal. Pero hay otros sitios en nuestra ciudad que con unas características similares y con un precio algo más ajustado.
Como única pega debo decir, que algunas zonas del interior no estaban del todo bien rematadas en la reforma, una pena.
Buon Appetito.